Dejar de fumar tabaco es difícil, y las recaídas conducen a hacer que sea difícil dejarlo definitivamente para algunos. Las recaídas son habituales y, cuando suceden, todo lo conseguido se pierde.
Hemos de entender por qué suceden esas recaídas para poder evitarlas. Si identificamos por qué motivo se vuelve a fumar, estaremos en mejores condiciones de dejarlo para siempre.
Por qué volvemos a fumar tras haberlo dejado
Abandonar este vicio es una decisión personal. Un compromiso individual que requiere una mentalización, un deseo claro y una voluntad suficiente. Tras haber dejado de fumar, se podría volver a recaer por motivos psicológicos, emocionales y sociales. Estos son los motivos que nos influyen negativamente.
Hemos hecho un sacrificio
Esta concepción es errónea, porque no hemos renunciado a algo bueno. Hemos de considerarlo una victoria, porque hemos eliminado algo negativo. Hemos de pensar en todo lo positivo obtenido desde entonces. Si mantenemos ese pensamiento del sacrificio que supone dejar de fumar, atraemos el deseo de volver a probar esos cigarrillos que tanta «falsa compañía y entretenimiento» nos daban, con lo que al no desconectar del hecho de fumar tabaco, nuestra voluntad acaba flaqueando.
Los hábitos adquiridos
A menudo, fumar un cigarrillo va asociado a: tener las manos ocupadas, salir de una situación estresante para tomar un momento de recuperación de la misma, salir a charlar con los compañeros o amigos, la asociación con ciertas actividades y tareas diarias, consumos como alcohol y café. Todo ello podría volver a atrapar al exfumador en su anterior hábito de consumo.
No se han cumplido nuestras expectativas
Las mejoras físicas se producen siempre tras dejar la nicotina y las sustancias nocivas y adictivas añadidas al tabaco. Si nos fijamos en la piel, la respiración, la percepción de los sabores y olores, la fuerza física, … notaremos el avance, aunque a veces no sea de inmediato. Si queremos optimizar al máximo nuestro estado físico, necesitamos practicar deporte y comer saludablemente, como la dieta mediterránea.
Nos rodea el enemigo
Para el exfumador, los fumadores y sus escenarios son enemigos. Pésimas influencias y tentaciones a las que resulta difícil resistirse eternamente. Por lo tanto, frecuentar los espacios sin humos, evitar la presencia de fumadores en acción y solicitar la comprensión de nuestros allegados que fuman para que no lo hagan a nuestro lado, sería adecuado, si no se ha empleado la hipnosis para dejar de fumar.
Ganamos peso
A menudo, comemos más para compensar la ansiedad que sentimos al extrañar los cigarrillos. Si no podemos evitar sentir hambre ni aguantarnos, mejor ingerir alimentos saludables. Esto es frecuente cuando se deja de fumar por voluntad propia, sin ayuda. La nicotina es inhibidora del apetito. Sin embargo, raramente ocurre lo anteriormente expuesto con el tratamiento para dejar de fumar con la hipnosis del Método PLP.
Convivimos con el estrés
Es otra pésima compañía, por eso hemos de incorporar buenos hábitos para compensarlo: deporte, relajación, nuevss aficiones, …
Infravaloramos cada cigarrillo
No ser consciente de que volver a probar un cigarrillo basta para echarlo todo por la borda. No hemos de sobreestimarnos: por muchos años que llevemos sin fumar, ese único pitillo lo dinamitará todo. Incluso habiendo hecho la hipnosis, cono resulta tan fácil de conseguir, podríamos creer que controlamos y caemos. ¿Merece la pena? Seguro que no.
¿Sabías que solo el 5 % de los fumadores que intentan dejar de fumar sin ayuda lo consiguen? Para abandonar definitivamente el tabaco, lo mejor es contar con el apoyo profesional de un psicólogo que con la aplicación de técnicas específicas como la hipnosis nos ayudará a prevenir y superar las tentaciones, y a recuperar el éxito de dejar de fumar y llevar una vida sana.