El ser humano tiene capacidades extraordinarias de muchas índoles: desde adaptativas, hasta físicas, pasando por mentales y sociales. En definitiva, somos impresionantes. Pero a veces, por diferentes motivos, el ser humano hace cosas que no son buenas para él o para su entorno; en ocasiones, sin percatarse del alcance de su daño o sin poder controlarlo como en el caso de comer compulsivamente.
Las compulsiones son uno de esos comportamientos dañinos que las personas no pueden controlar. Se definen como conductas repetitivas realizadas con el objetivo de calmar una ansiedad. Por desgracia, suelen ser destructivas, lo que acaba por generar aún más ansiedad.
Una queja muy frecuente en a este respecto es la de comer compulsivamente. Hoy en día, este comportamiento puede ser un síntoma del recién definido trastorno por atracón.
La persona que lo sufre come cantidades ingentes de alimento (pudiendo alcanzar las 20.000 kcal) con avidez y sin hambre, hasta sentirse lleno de forma desagradable. Esto se acompaña de sentimientos de pérdida de control y de vergüenza o culpa, llevando al individuo a ocultar sus atracones.
¿Cómo podemos controlarlo?
Es cierto que en algunos momentos, todos podemos recurrir a la comida para calmar la ansiedad que nos produce una vida frenética y llena de obligaciones. Pero el problema de quienes comen compulsivamente es, precisamente, que no ocurre solo una vez y que no saben cómo detenerlo. Esto puede desembocar en problemas de sobrepeso y obesidad, con todo lo que ello implica.
La solución para dejar de comer compulsivamente empieza por buscar ayuda profesional.
A veces, nuestra fuerza de voluntad no es suficiente y necesitamos que alguien nos explique por qué nos pasa esto y cuál es el camino para volver a tener control sobre nuestra comida, y no ella sobre nosotros.
Un psicólogo especializado se encargará de ayudarnos a averiguar por qué nuestra ansiedad controla nuestra ingesta y nos guiará hacia una buena salud mental y física.