La parálisis del sueño es un trastorno muy común que tiene lugar entre el sueño y la vigilia. Aparece cuando, durante un estado de vigilia, comenzamos una fase REM (movimiento ocular rápido) durante el que nuestro cerebro inhibe el movimiento corporal para evitar lesiones.
Los síntomas pasan por despertarse de forma brusca y siendo consciente de lo que se piensa mientras que el cuerpo permanece paralizado. La persona que lo sufre es incapaz de emitir sonidos o moverse a pesar de que puede abrir los ojos, lo que provoca un estado de alteración en el que es común sentir angustia y temor. En muchas ocasiones lleva asociadas alucinaciones auditivas y visuales, que suelen ser de carácter siniestro, provocando incluso sentimientos de muerte inminente a quienes las sufren.
En personas con plena salud mental este trastorno aparece en contadas ocasiones, siendo las causas más comunes: altos niveles de estrés, cansancio y jet lag, unido a la rápida consecución de un sueño profundo y a dormir boca arriba. En personas con ansiedad o trastorno bipolar, entre otras afectaciones graves, la parálisis del sueño ocurre con una frecuencia mayor.
A pesar de lo preocupantes que pueden llegar a parecer los síntomas, estos no suponen un riesgo grave y suelen cesar a los pocos minutos de su aparición, siendo aconsejable levantarse una vez finalizada la crisis para evitar la posibilidad de volver a entrar en ese estado.
Consejos en caso de sufrir parálisis del sueño
- Acudir al médico para descartar causas subyacentes y limitar las posibles consecuencias psicológicas.
- Dormir en un espacio agradable, siguiendo unas pautas horarias en la medida de lo posible y evitando malos hábitos, como el café o el tabaco, que perjudican la conciliación del sueño.
- Practicar ejercicio y actividades de relajación con regularidad.
- Una vez aparece la parálisis, concentrarse en el movimiento de los ojos y en la respiración.