Las compulsiones son comportamientos de carácter repetitivo y recurrente, cuyo objetivo es reducir la ansiedad o el malestar, pero no proporcionan placer o gratificación. Son conductas finalistas e intencionadas que se efectúan como respuesta a una obsesión. En la mayoría de los casos la persona se siente obligada a realizar la compulsión para reducir la ansiedad que llevan consigo los pensamientos repetitivos, o bien, para prevenir algún acontecimiento o situación desagradable que piensa que podría suceder. A través de las compulsiones neutralizan su angustia con la creencia irracional de que llevando a cabo esa actividad repetidamente controlan la situación.
En algunos casos realizan actos estereotipados partiendo de una regla personal, sin embargo, o bien la actividad no se halla realmente relacionada con lo que se pretende neutralizar o prevenir, o es claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva asociada, al mismo tiempo, a un deseo de resistir la compulsión, sobre todo al comenzar a surgir esta. Mientras el sujeto lleva a cabo la conducta compulsiva no está angustiado, a pesar de que todo el entramado que rodea a las obsesiones y compulsiones es angustioso. La inseguridad está presente en las personas obsesivas, por lo que al repetir continuamente algo sienten que “controlan” la situación.
Ejemplos de compulsiones
pueden creer que lavándose las manos un número determinado de veces (pares o impares), o bañándose o duchándose una serie de veces, o también las prendas que llevasen, evitarán el riesgo de contagio de enfermedad o de una situación de fracaso, ruina, o de “malas vibraciones” de alguien con depresión o que le van mal las cosas. O vomitar tras un atracón (en las bulímicas), por creer que así no engordará. O rezar un número determinado de veces para evitar que les pase algo malo a ellos y a los suyos. O comprobar un número determinado de veces seguidas: puertas, ventanas, gas, calefacción, … Antes de salir o de acostarse. O mantener un orden y simetría precisos en los objetos de casa, y si alguien lo altera puede generar conductas agresivas verbales fundamentalmente. O repetir palabras o números que escuchan, o leen en cualquier anuncio o matrícula de coche. O realizar movimientos ritualísticos como pisar exclusivamente las baldosas de un determinado color por la calle, para evitar algún supuesto mal para ellos y/o sus familias.
Con el Método PLP© conseguimos corregir esas compulsiones a partir de la primera sesión de tratamiento en que abordamos este trastorno, como los vómitos en las bulímicas, y en función de la complejidad de las compulsiones pueden llegar a suponer más de una sesión corregirlas. Lo mejor es consultarnos, llámanos, te alegrarás.